viernes, 16 de enero de 2009

Salí contigo
a recorrer
el mundo.
El espejo del amor
fue nuestra
vida.
Nos amamos
por el mar
y por los ríos
y por la fértil
tierra
del destino.
Me enseñaste
a ser mujer;
fértil mujer
con hijos
de tí mismo.
De niña aguardaba
tu encuentro
y te esperaba;
la madurez
de mi alma
presentía
la unión
perfecta
en un sólo
vientre.
Eterno
compañero;
vuelvo a
decirte;
que el
ocaso
de mi vida
se está
acercando.
Así el amor
nos unirá
por siempre
en las manos
de Dios y en
sus palabras.
Si tu te has ido;
¿a quién recurro,
en esta soledad
de mil recuerdos?
Dista mi soledad
los momentos
que sin querer
dejaste en el camino.
Duerme
tu recuerdo
en el calor
de mi noche.
Duerme
sobre mi
cuerpo frío.
¡Necesito tu amor
para nacer
de nuevo!
en la morada
dulce de tu vida.
Soy un
caracol
sonámbulo;
que lleva su casa
a cuestas,
y avanza
con la lentitud
del río,
para encontrar
tus huellas.
Duermo contigo
y sueño
tu mensaje;
de ser
el testamento
de tu vida.
¡Cuán lejana
la vista
de tus ojos!
¡Cuán aparte
la voz
de tus labios!
Separada de tí
están mis brazos.
Mi corazón late
en el abismo
de tu pecho.
Compañero
de mi viaje
¡no me dejes!
pues,
¡tan sola
no puedo
caminar!
I

Viajero
sempiterno;
espera
tras la
esquina
de la calle
que perfuma
tu sonido:
"Espérame
viajero"


II

¡Qué apuro
mis pisadas,
para unirme
a tí en
el fulgor
de tu alma!
Creador
de mi vida;
voy unida
a tí,
por tu
mortaja.
Fuiste aquel
que compartió
mi alma
y engendró
la luz
de las palabras.
Yo no veo
lo que
tu miras;
pero observo
tu descanso.
Dueño mío;
aún me
considero,
inmóvil
en el alero
de tu alma.
sueño
que estoy
a la orilla
de tí mismo.
Sola estoy
con el alma
desgranada
por tu lejanía.
Sola
voy tras tí,
repitiendo
las pisadas
que alejó
tus sentidos.
Recoge el aire
mis palabras
y las lleva
la brisa;
para que
escuches
la atroz
nostalgia,
que añora
tu amor
mi vida
Tu recuerdo
despierta
mi conciencia,
repitiendo tu amor,
repitiéndolo;
y envuenlve el entorno
de mi sueño
la brisa fogosa
de tu cuerpo
Caminé
la farándula
de la noche
por el camino del olvido
El día despintado
atesora
al sol
y a las estrellas
fijas.
Cuelga la noche
su nostalgia
eterna,
sobre tu ojo
dormido

María Silva Ossa

María Silva Ossa nació en San Fernando en 1920 y su infancia transcurrió en el hogar de su abuela paterna en San Bernardo. Allí, pasó sus tardes escuchando cuentos e historias fantásticas, en especial las de su abuelo José Santos Ossa, famoso explorador y descubridor del salitre. Su inclinación literaria se inició tempranamente en el ámbito de la poesía. Sus primeros escritos fueron leídos por su hermano Mario (Coré), ilustrador del semanario infantil El Peneca (dirigido por su prima Elvira Santa Cruz Ossa), quien sorprendido por su calidad, la incitó a continuar. Desde ese momento se dedicó rigurosamente a esta labor, interesándose también por la literatura infantil. A fines de la década de 1930, conoció al poeta Carlos René Correa, y muy pronto contrajeron matrimonio. Luego, en 1941, publicaron un libro en conjunto titulado Cuento y canción. Posteriormente, María Silva Ossa dio a conocer su obra individual, presentando en 1942 De la tierra y el aire y en 1948 En la posada del sueño. Paralelamente, ingresó a la carrera de educadora de párvulos con la intención de profundizar en el conocimiento de la sicología infantil. Además, se vinculó con otras escritoras de esa área, con las que constituyó la Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY), destinada a la difusión de la literatura infantil y juvenil y a un mejoramiento de la educación del niño. Como representante de esta entidad, se encargó de la edición de un libro con los mejores cuentos seleccionados en los concursos de 1964, 1965 y 1966, realizados por esta organización. Asimismo, participó en foros, exposiciones, creación de bibliotecas y concursos. María Silva Ossa concentró gran parte de su escritura en la elaboración de cuentos infantiles. Muchos de ellos fueron incluidos en la revista Mampato y otros fueron antologados. Incluso, uno de ellos, "El descontento", fue seleccionado por la editora Primor de Brasil para ser integrado en la Antología para niños de todo el mundo. Además, junto a Alicia Morel y Marcela Paz, dirigió el "Mini-diario", página de La Nación dedicada a los niños. En 1965 dio a conocer su primera compilación de cuentos infantiles, El hombre cabeza de nieve, libro que recibió el Premio IBBY. Luego, escribió "Perejil piedra", cuento que acompañó con ilustraciones inéditas de Coré, y "La aventura de Tres Pelos", de tendencia pedagógica y didáctica. Dentro del medio literario, formó parte de la Sociedad de Escritores de Chile, del Pen Club y del Grupo Fuego de Poesía. Este último, fundado por su esposo, Carlos René Correa, y José Miguel Vicuña, reunió a muchos otros poetas, como Juvencio Valle, Eliana Navarro, Julio Arriagada y Francisca Ossandón, entre otros. En el ámbito de la poesía, su libro Raíz fue muy elogiado por la crítica. En 1998, dio a conocer otra obra en conjunto la que, constituida como un canto de amor entre ella y su esposo, tituló Poemas para Carlos René Correa.

(http://www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut=mariasilvaossa(1918-))